Algo así sería un electrón libre, salido de la orbita, o sea bien salido pues.

Por qué El electrón inestable.

Al abrir mi blog y enviarle a los amigos y amigas la iniciativa recién parida, me dirigí a casa de Marina para nuestra reunión semanal para ver Lost, por que yo no tengo tele por cable, en su casa me encontré con los comentarios de Marina, que dijo estaba bien la iniciativa pero que no se entendía eso de El electrón inestable; luego Leo hizo algunas mofas muy a su estilo sobre la equidad, palabrita que aparece en el primer escrito.

Yo medio apenado y emocionado de que dos de mis más cercanos cuates ya lo hubieran visto, pues me dije que había que explicar eso del electrón inestable.


Todo empezó una noche de cervezas y platica, yo estaba de viaje saaaber dónde, pero Marina y Leo hablaban a mis espaldas, cosa que acostumbran a hacer los buenos amigos, ahí nació la teoría de que Noé, o sea yo, es un electrón inestable.


A mi regreso y platicando con Marina sobre mi trabajo en una ONG, quién sabe por que cosas del fatal momento, me suelta que la onda esa de que era como un electrón inestable, yo al principio me consideré ofendido, pero con más calma, o sería que las cerveza ya me había anestesiado, le pedí que me desarrollara el punto, cosa que desarrollo de manera confusa, sólo alcance a entender algo así como que era impredecible, así que decidí a que llegara Leo para que me lo explicara desde su punto de vista.


Ya avanzadas las cervezas llego el susodicho a nuestro restauran bar de largas platicas, La Pera, y ahí le solté luego, luego, ¿por qué electrón inestable? Leo hizo todo lo posible por explicarme, sin que me quedara claro más que lo de impredecible y que podía entrar y salir en diversos espacios sociales sin mayor problema.


La platica se extendió por horas y después, ya entrados en dudas, por que nuestros conocimientos de química estaban rebasados, Fabricio entró al ruedo para explicarnos qué es un electrón, después de garabatear dibujos con bolitas y puntitos y pasada como media hora en que no le perdimos la atención, termino diciendo que sepa la chingada cómo se mueve un electrón inestable, pero que lo que nos había empezado a dibujar era cierto.

Así que seguimos debatiendo sobre la teoría del electrón inestable, para mis adentros me decía que sí, que yo de por si era inestable, pero un electrón, o sea que soy energía que anda buscándole asuntos por varios lados sin encontrar su orbita, chale, que mal pedo pero me suena, me suena…

Luego cuando ya apareció este blog que ora miran, leen y algunos hasta parece que lo escuchan, pues el buen Leo me envío lo siguiente:


Radical libre
es un átomo o molécula que posee uno o más electrones no apareados girando en sus órbitas externas. Esta condición, químicamente muy inestable, lo torna sumamente activo puesto que el electrón impar o solitario "busca desesperadamente una pareja" para salir del desequilibrio atómico. Para lograr su objetivo, sustrae un electrón a cualquier molécula vecina, lo que en química quiere decir que "oxida" la molécula, alterando su estructura y convirtiéndola a su vez en otro radical libre ansioso por captar un electrón. Se genera así una reacción en cadena.


Y zaz! Que de pronto me sentí muy sólo, me acordé de Jaime Sabines con su poema:

A estas horas, aquí
Habría que bailar ese danzón que tocan en el cabaret de abajo,
dejar mi cuarto encerrado

y bajar a bailar entre borrachos.

Uno es un tonto en una cama acostado,
sin mujer, aburrido, pensando,

sólo pensando.
No tengo "hambre de amor", pero no quiero

pasar todas las noches embrocado
mirándome los brazos,

o, apagada la luz, trazando líneas con la luz del cigarro.

Leer, o recordar,

o sentirme tufos de literato,
o esperar algo.
Habría que bajar a una calle desierta

y con las manos en la bolsas, despacio,
caminar con mis pies e irles diciendo:

uno, dos, tres, cuatro...

Este cielo de México es obscuro,

lleno de gatos,
con estrellas miedosas

y con el aire apretado.

(Anoche, sin embargo, había llovido

y era fresco, amoroso, delgado.)

Hoy habría que pasármela llorando

en una acera húmeda, al pie de un árbol,

o esperar un tranvía escandaloso

para gritar con fuerzas, bien alto.

Si yo tuviera un perro podría acariciarlo.

Si yo tuviera un hijo le enseñaría mi retrato

o le diría un cuento

que no dijera nada, pero que fuera largo.

Yo ya no quiero, no, yo ya no quiero

seguir todas las noches vigilando

cuándo voy a dormirme, cuándo.

Yo lo que quiero es que pase algo,

que me muera de veras

o que de veras esté fastidiado,

o cuando menos que se caiga el techo
de mi casa un rato.

La jaula que me cuente sus amores con el canario.

La pobre luna, a la que todavía le cantan los gitanos,
y la dulce luna de mi armario,
que me digan algo,

que me hablen en metáforas, como dicen que hablan,

este vino es amargo,

bajo la lengua tengo un escarabajo.


¡Qué bueno que se quedara mi cuarto

toda la noche solo,

hecho un tonto, mirando!

Así nació El electrón inestable, ecléctico por naturaleza, impredecible por acción, irreverente por que la vida en serio sólo endurece el cuerpo y lo que hay dentro, y por que estoy como Jaime Sabines dice: sólo, sólo, sólo…

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Hay veces que se le meten a uno por los ojos cosas que luego revolotean por el estómago.


"Embotellamiento"

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