Aquí todas las manos y pensamientos hacen falta


Pensaste esas cosas a lo largo de una carretera en la que las mistificaciones iban desplazando a la realidad hasta que se sobreponían a ella totalmente y la ocultaban. Las mentiras sustituían los hechos en tu memoria y poco a poco se volvían viejas verdades para sustituirse a conveniencia y en el tiempo por nuevas falsificaciones”. Paco Ignacio II, No habrá final feliz

El mensaje del 31 de diciembre, en el 25 aniversario del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Subcomandante Moisés, entre las muchas cosas que dijo señaló: “Aquel que está en el poder, es mañoso, ¿y cuál es la maña que hace? Que hace de que está con el pueblo de México y engañando a los pueblos originarios y demostrando que se hinca en la tierra pidiéndole permiso como creyendo de que todos los pueblos originarios lo creen y aquí nosotros le decimos, no lo creemos eso, al contrario.
¿Cómo es eso que al contrario? Eso de que disimula que agarra nuestros modos, nuestras costumbres, que pide permiso a nuestra madre tierra; nos está diciendo, dame permiso madre tierra para destruir a los pueblos originarios, eso es lo que dice eso, le hace falta entender a esos otros hermanos pueblos originarios. Eso es lo que está haciendo ese señor, nosotros no lo creemos. Sólo porque la madre tierra no habla, si no se lo dijera ¡Chinga tu madre! Porque la tierra no habla, si fuera, ¡No, vete a la chingada!”


Las declaraciones que le siguieron fueron de un modo digamos poco respetuoso, los zapatistas ahí perdieron una de sus armas, la palabra clara, el resentimiento habló, se asomó, lo que hizo que se demeritara su posición critica y “la opinión pública” se quedará con las descalificaciones, esas que al  poner al adjetivo por delante del argumento, hace que se caigan por su propio peso. El conflicto entre los líderes zapatistas y los líderes del obradorismo son de esos asuntos que sólo ellos saben en qué se traicionaron, pelearon, qué se dijeron en privado y esas cosas que sucedieron allá por los 90 y luego a principios del siglo XXI, y que a nosotros nos toca medio descifrar, interpretar, tratar de entender, mesurar, desbocar o como lo agarre cada quien según sus pertenencias ideológicas y de fe.

Las respuestas no se hicieron esperar de parte de allegados, de miembros del equipo obradorista, simpatizantes, seguidores y “feligresía” que les acompaña, las respuestas han ido del: “Digan lo que quieran están ardidos”; pasando por: “Los derrotamos”, hasta llegar al: “La Guardia Nacional de Obrador debería exterminarlos” y las amenazas de Mireles y sus grupos civiles armados que dice tener. Todas, respuestas desde la ausencia de un análisis político histórico, hablan del otro lado desde un triunfalismo inmediatista, desde el resentimiento, ese que vienen empujando y cargando desde 2006, en el que, todavía hay gente convencida de que perdieron las elecciones por culpa de La Otra Campaña zapatista; he escuchado las argumentaciones más desvariadas, pero nunca la autocrítica. Dentro del zapatismo tampoco he escuchado la autocrítica, así que no se ocupen mucho por tratar de entender a ambos bandos en ciertos puntos ortodoxos de sus posiciones.

Muchos quieren enterrar al EZLN como si la realidad verdaderamente hubiera cambiado. La realidad es la misma sólo algunos actores se movieron del tablero, aún no ocurre nada que nos permita saber o vislumbrar que la realidad es otra muy distinta o que el razonamiento en temas de fondo, no de forma, que plantea el EZLN desde su aparición pública en 1994, hayan cambiado sustancialmente o desaparecido.

Muchos de los que han escrito, y siguen escribiendo en redes sociales o en los diarios o revistas digitales o sus blogs, me parece que les ocupa más desaparecer, negar, vilipendiar a un adversario dentro de la misma izquierda que aceptar la realidad. Y acá un enorme continuo histórico, las izquierdas pegándose con todo para demostrar quién es la más verdadera. En el camino olvidan el papel de cada una y su importancia en la larga historia, que no es asunto menor.

En el campo de la construcción discursiva de las realidades, muchos obradoristas, como Víctor Toledo y cantidades más, ven a sus adversarios desde el poder ahora, antes desde el partido, bueno, en el campo de la construcción del discurso de realidad están alimentando una falsa idea: “Derrotamos al EZLN”. Quizá habría que hacer memoria, y si a lo que se refieren es a lo que los mismos compañeros dijeron si no mal recuerdo en la Convención Nacional Democrática:" Derrotenos, demuéstrenos que el verdadero cambio de abajo puede ser por la vía pacífica". Bueno, si a esas declaraciones se refieren, pues estaríamos por ver si eso será posible desde el nuevo régimen (que en sí mismo suena un poco contradictorio), y estaríamos por ver, porque hasta ahora no podemos afirmar que el régimen ha derrotado el sistema de explotación, exclusión, despojo, racismo y demás que ya se ha mencionado durante décadas. Primero, a penas ganaron la elección, que no es poca cosa pero no basta, en Sudamérica hay pruebas de ello; segundo, vienen acompañados con varios compromisos y personeros del despojo, lo cual hace dudar de que se pueda lograr, no se niega de entrada, pero permite la duda razonable como le llamarían en un juicio; tercero, a penas llevan un mes y medio en el gobierno, así que para hablar de que ya todo cambió es un poco adelantarse a los hecho, estamos en veremos.

Hoy estamos en un escenario de actores políticos muy distinto al de finales de los 90´s es cierto, las piezas se han movido, las correlaciones de fuerzas se han modificado, pero, aún queda el pero, la realidad de los pueblos sigue siendo la misma, mientras eso no cambie nadie podría dar gritos de victoria. Si bien una mayoría electoral da la posibilidad para que una fuerza política distinta al PRI o al PAN gobierne, eso no implica en automático, ni por arte de magia, ni de fe ciega que la cosa vaya a ser mucho más distinta que antes, sólo da la posibilidad de que algunos actores que no habían gozado de los beneficios del poder gubernamental promuevan cosas distintas (muchos ya fueron beneficiarios y no lo hicieron nada bien), que no necesariamente cambien el asunto de fondo, eso es tema de largo plazo, o sea, seguimos en veremos.

Si bien en algunas cosas se han dado pequeños pasos significativos, en otras, a penas va un mes de gobierno, las causas del despojo en el sistema económico ahí todavía no se ha tocado nada, al contrario, se anuncia mayor promoción a la explotación minera, los megaproyectos y otros temas que son causa del despojo de los territorios a los pueblos originales en al menos los últimos 20 años, no se ve por dónde vayan a cambiar los modos y formas, está por verse, pero todavía no se puede cantar victoria. Mientras las condiciones materiales y subjetivas no cambien, la razón de existir de una organización política como el EZLN, que no está convocando a un levantamiento armado, porque ese ya lo convocó en 1994 y también ya dejó de convocarlo en el mismo año, siguen vigentes en su mayoría.

Quizá el EZLN debería revisar sus alianzas y su lectura del contexto, dejar a un lado un poco su arrogancia revolucionaria, pero está en todo su derecho de disentir de la actual administración como de las anteriores, quizá su lectura y su análisis de fin de año pecó de insultante, cosa que muchos de sus detractores pecan desde hace 12 años y otros muchos desde su surgimiento hace 25 años, pero su derecho de defender lo que han construido es razón suficiente para ponerse a la defensiva frente a un nuevo régimen que tiene una agenda social y económica bastante contradictoria.

Desde mi punto de vista, los pregoneros de la “derrota” del EZLN más que desperdiciar sus intentos de enterrar a una organización política con quien caminaron, muchos, en otros tiempos, y la cual está en su derecho de disentir bajo el entendido de sus propios objetivos y principios; en la historia, no la de ayer, sino la larga, la de los últimos 30 años al menos, es una pieza clave de la derrota del régimen priísta, y que está en su proceso de mantener vivo su proyecto político territorial, que lo han puesto en marcha desde antes que tuvieran opción de ganar una elección quienes hoy quieren darlos por muertos, eso podría ser razón suficiente para ver su proyecto autonómico más como abrevadero, en lugar de perder el tiempo en vilipendearlo o declararlos muertos.

En el fondo el triunfalismo que algunos obradoristas despliegan sobre el zapatismo actual sólo dan muestra de su pequeñez ideológica, de un pragmatismo sin fondo y su profundo rencor en contra de sus líderes, que en su ceguera niegan el enorme esfuerzo y logros de los civiles, hombres, mujeres, niñas, niños, ancianos y ancianas que han apostado su vida. No hay ninguna experiencia parecida en todo el país que haya construido sus sistema de salud, educación y demás con sus medios y los de sus aliados sin depender de los gobiernos, es decir, autogestión, misma que ha influenciado otras geografías. La autogestión debería ser un valor a impulsar en lugar de un valor a negar, en lugar de enseñar moral, enseñemos autogestión. Cuando no alcanzamos a mirar el bosque y nos quedamos viendo el árbol perdemos toda la perspectiva, los zapatistas no son el enemigo del régimen (aunque así se declaren), son enemigos de un sistema, y en sus contradicciones ellos mismos saben que tienen sus limitaciones, ellos verán si pueden trascenderlas o no, como deberían saberlo quienes hoy levantan la voz gritando "Vencimos a los zapatistas".

Hay en algunos textos que he leído, una apelación al fin de la historia o al modo imperial de borrar la historia para rehacerla a modo, por más que pretendan ocultar el papel del neo zapatismo en la última década del siglo XX y la primera del XXI, hay demasiados testimonios como para que lo logren, tendrían que mantenerse en el poder como el PRI y ora sí que es lo menos que queremos muchos ciudadanos y ciudadanas que sí preferimos apostarle a otra cosa en la que la participación activa de las mayorías haga la diferencia sustancial y sustantiva. 

Por otro lado, el voto masivo del 1 de julio de 2018 es una manifestación de un gran número de ciudadanos y ciudadanas que siguen apostando a la vía electoral para tener cambios dentro de un campo que no ponga en riesgo nuestras zonas de confort, pero que las amplié a más individuos y que deben ser considerados en su justa dimensión, es decir, valorada su acción en el contexto y no ninguneada como en ocasiones se ha hecho por la dirigencia militar del zapatismo, pero tampoco se confundan los obradoiristas, no fueron votos para aceptar todo lo que se les ocurra, sino el voto del cansancio que no de la entrega total, no apelen a lo mismo que argumentaban sus adversarios electorales cuando les ganaban y ustedes decían que el voto no era un cheque en blanco.

Para terminar, yo diría que a los zapatistas no los den por muertos, a quien hay que erradicar es a las practicas corporativas, clientelares, la corrupción, el despilfarro, la mentira, la impunidad, la injusticia, la ausencia democrática, la concentración de riqueza en pocas manos, la exclusión, el racismo, la desaparición forzada, la tortura, el abuso de poder, los feminicidios, el fuero, la apatía y muchas otras cosas más. Tratar de “eliminar” a un rival político dentro del mismo campo de la izquierda, quienes son también artífices del fin de los regímenes priístas, es un poco bajo, así como la crítica a partir del insulto procaz. No hay que perder de vista lo que Brasil y Argentina nos han demostrado, la correlación de fuerzas cambia, pero no es el fin de la historia.

Una posdata nomás de salida para no dejarla fuera: Los nietos de Zapata no representan ni de cerca el zapatismo de su abuelo, muchos de sus familiares durante décadas apoyaron al PRI, qué nos van a contar. En la construcción de simbolismos hay que también saber elegir a los personajes que usamos.

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