Todos los post llevan a Roma
El pasado 26 de enero me
nació escribir y poner en mi muro del Carelibro esto: Yo les voy a
soltar algo que no sé si les acomodé, pero celebran el éxito en
los términos que se establece el éxito de una mujer indígena en
las practicas y espacios, modos de la cultura hegemónica, pero
desprecian profundamente la liberación de los pueblos indígenas y
el éxito que puedan tener para preservar sus territorios y culturas.
Celebro que Yalitza Aparicio le vaya súper bien, que haya sido parte
de una película muy bien hecha que ha puesto varios temas de nuevo
en discusión, que a largo plazo es una piecita más de otras cosas
que se vienen transformando, pero seamos realistas, cuando les hablan
de respetar cultura y territorios de los pueblos indígenas los
acusan de mil cosas horribles, cuando les hablan de dejar atrás el
racismo respetando practicas culturales de los pueblos les da pereza,
son incapaces de apoyarles, cuando los pueblos organizados exigen los
respeten en sus decisiones los ven como enemigos. A Yalitza Aparicio
le aplauden porque triunfa en los mismos términos que se les imponen
a todos, en los hegemónicos, clasistas, racistas, y porque es de
esas indígenas bien portadas que siguen las reglas para tener éxito
donde se ha establecido de ante mano cómo es el éxito y quiénes
entran. A Yalitza Aparicio muy pocos la respetarían si siguieran
siendo profesora en sus lugar de origen o en otro lugar del país.
Como dice otro artículo publicado recientemente, a ella se le
reconoce porque Alfonso Cuarón la viene impulsando y promoviendo,
pero sin eso, muchos que la aplauden la despreciarían igual que a
todos los demás indígenas que no salen en portadas de Vanity Fair.
Esperemos que el "éxito" de Yalitza pueda ser aprovechado
para avanzar en que se respeten los derechos, la cultura y la vida de
los pueblos, no sólo de quienes visten ropa de diseñador y salen en
películas "triunfadoras".
Varios conocidos y amigos
me escribieron, al parecer se sintieron interpelados, algunos para
coincidir otros para no coincidir, algunos hasta con frases como “Te
desconozco”, en fin, algunos los reproduzco abajo:
“Estoy de acuerdo, en
el entendido de que la fama es por el apoyo, yo invitaría a que
reflexionemos en que es una oportunidad para hacer visible la
problemática de nuestros pueblos originarios, sin embargo también
entiendo que ella, como muchas otras debe seguir muchas reglas para
estar donde esta en este instante, y digo instantes porque la vida de
eso esta llena. Ahora bien aplaudiria alguna acción o declaración
de parte de la mexicana, a favor de todas sus hermanas y hermanos que
se encuentran en situación vulnerable en todos los sentidos y solo
por ser indígenas. “
Enrique
Polo Keratry “Con todo respeto, me parece calasista y misogeno
tus comentarios, según tú, si un criollo, o mestizo como Cuarón,
no la hubiera elegido como su protagónica, ella seguirá siendo
nadie, anónima?Es decir, no se lo merece. Qué triste quién se dice
defender los derechos humanos, incluidos los de los indígenas,
pongan en duda que ella, tiene méritos propios más allá de Cuarón.
Pareciera que a los grandes Defensores de los derechos indígenas les pesa el éxito de quién no se cambia de nombre cada tanto, ni oculta su rostro.”
Pareciera que a los grandes Defensores de los derechos indígenas les pesa el éxito de quién no se cambia de nombre cada tanto, ni oculta su rostro.”
Carlos
Pérez Rojas El exito incomoda, seas indígena o no indígena.
Edith
Domínguez Ramos “ella es quién ha podido/elegido/tocado
ser.... fuera ella u otra con la maquinaria cuaroniana les estaría
yendo así como estamos viendo, todo conviene al sistema si es a modo
sistema..... lo equívoco de volver monotema la vida, cuándo hasta
pareciera que los propios movimienteros de autonomia indígena le
están apoyando al sistema al abrirle la premier en territorio de
estos..... nada personal para nadie....”
Julio
Torres “Para mi La maestría Yelitzia ya es exitosa desde que
en su comunidad pudo elegir estudiar, ya es exitosa desde que pudo
ejercer su carrera, desde que dio clases, desde que eligió ir a un
casting, y desde que eligió aparecer en una película... la fama y
lo demás que le viene después es secundario. Le toca a ELLA decidir
si tomar una posición política y denunciar la maquinaria
capitalista heteropatriarcal, que por lo visto todos ejercemos aquí
diciendo que esta bien y que está mal, o no... y simplemente la
acompañamos en su goce de este momento y la respetamos dándole su
espacio y dejando que ella solita decida lo que quiere hacer.
Autonomía, no? En todo y para todxs.”
Y así hay varios más,
sólo voy a tomar está muestra para abundar en los anclajes de la reflexión y quizá aclare algunas ideas, estamos de
acuerdo que podría resumirlo en una frase, pero siempre prefiero
abundar, y por supuesto, apuesto a no tener razón.
No voy a responder todo,
sólo les voy a compartir otra reflexión. Cuando se plantea que va
de "la mano de Cuarón" no se intenta demeritar ni las
decisiones, ni el trabajo, ni su esfuerzo propio como persona de
Yalitza Aparicio y demás, se intenta poner en perspectiva, no
es lo mismo ir de la mano del Alfonso después de realizar “Gravity”,
que ir de la mano con Alejandro Guzmán Álvarez. Si vas acompañado
de un director reconocido en los Oscares, en Canes, en Berlin y en
todos los festivales de la industria cultural del mundo, Cuarón es
el nombre de un director conocido en el medio y el mundo antes de
realizar “Roma”, se te abren muchas puertas; afortunada en caer
en esas manos, en ese momento; de igual forma caes con Netflix en el
momento en que más invierte en estar en los Oscares, diseña una
campaña brutal para colocar su película, una película que de
entrada tiene una manufactura excepcional (no es la única película
de Netflix que ha ingresado a las nominaciones de la Academia
gringa).
Te puede gustar o no
gustar Roma, pero no le quita su manufactura. Desde su primer
reconocimiento en la industria cinematográfica y cultural en Venecia
el año pasado, cuando recibe el León de oro, la película, despunta
en una larga trayectoria de logros encabezados por Alfonso Cuarón,
todos los protagonistas de la cinta se van a ver beneficiados, ojo,
sin demeritar trabajo propio y capacidades propias, vas de la mano de
Cuarón y Netflix.
Ahora bien, cuando ya la
cinta es todo un "fenómeno" mediático, el chauvinismo y
las frases como "nuestros indígenas" y "nuestras
mujeres mexicanas" se reproducen como patrón bastante
recurrente y conocido. Ahí vienen el sentido de la cuestión,
"nuestros indígenas" y "nuestro talento nacional",
son dos frases baratas del chauvinismo mexicano, como de cualquier
otro país, no sólo sucede en México, pero, el asunto es, pero en
ese mismo país, hay muchos indígenas que no van de la mano de
Cuarón ni de Netflix (tan sólo 20 millones de dólares para
promover la película en todos los festivales y eventos posibles),
quienes demandan respeto, reconocimiento a sus derechos, su dignidad
como personas todos los días, no sólo por ser famosos, no sólo por
salir en películas.
El chauvinismo tiene ese
“mal gusto de aplaudir” a los que salen en los medios bajo
ciertos cánones, el éxito es ese coso que nos han vendido en la
industria del entretenimiento y al cual apelamos recurrentemente, la
fama es la otra, el famoso vale más que cualquier otro, quien no
tiene fama en los medios es un perdedor, es un pobre diablo, es todo
lo contrario del éxito, aunque seas una persona que ha conseguido
sus objetivos en la vida. El espectáculo como medida del sentido de
existir. “El éxito no se lo deseo a nadie” decía
Gabriel García Marques. “Y es que, examinado desde un
punto de vista filosófico puro y duro, lo que sucede después del
éxito es el fin, la nada, es la muerte” dice Magdalena Reyes Puig
en un artículo bastante interesante que leí hace tiempo sobre el
éxito.
Ese chauvinismo que nos
regala frases como “nos sentimos orgullosos de la representante de
nuestros indígenas”, haciendo alusión a Yalitza Aparicio, en el
fondo dice, “nos sentimos orgullosos que represente dentro de
nuestros parámetros lo que consideramos correcto”, lo que algunos
estudiosos denominan museificación
de la diversidad o una supuesta discriminación positiva,
esto es, “dar un fingido valor y protección a la diversidad a la
vez que se aplasta la esencia y la naturaleza del grupo”. Ahí va
el tema que abordo, todo lo demás es descripción. Sigo, me disculpo
por mi mala redacción y sintaxis en todo caso, no en mis
observaciones y apreciación en el tema, quizá me faltó ponerle
comillas a eso del representa a “indígenas bien portadas”, es
decir, sujetos que no atentan contra lo establecido en “la
etiqueta”, aunque a largo plazo atenten aún no queriendo. En ese
chauvinismo, en ese status quo, se celebra lo indígena que no
convulsiona y se castiga a lo indígena que se sacude la injusticia.
Para ese chauvinismo “Yalitza se vuelve una forma más de
simulacro, se vuelve algo que pareciera ser icónico de lo indígena
pero termina siendo una atracción más”, dice Ricardo Trujillo
académico de la UNAM, yo diría que Yalitza se vuelve el pretexto
para ese simulacro y terminan vendiéndola como una atracción, eso no
lo define ni lo hace ella, aunque en algún punto puede llegar a
aceptarlo, no sabemos si es o no el caso.
Yalitza está logrando
cosas inimaginadas, está siendo foco de atención en espacios de la
cultura hegemónica, no por ser profesora de escuela, no por ser
indígena de Oaxaca, lo está haciendo porque hizo un buen papel como
actriz protagónica de una película que dirigió Alfonso Cuarón,
reconocido director mexicano en una película de gran manufactura
producida y promovida por Netflix, y también diríamos que porque
toda esa gran red de mexicanos que tienen ya gran influencia en la
industria cultural mundial, han constituido una red que permite
tener una presencia como hace muchas décadas no se tenía, entonces
la historia personal de Yalitza fascina y algunos la convierten en
cierto exotismo que hace más rentable la figura de la actriz, otrora
profesora, eso no le quita ningún mérito a su persona y su trabajo,
sólo la pone en el contexto.
Y para todavía aclararlo
más, Roma es una película que con Yalitza y sin ella se hacía sí
o sí, que la gran revelación de Yalitzia, en un principio, no hacía
la diferencia en la película, vaya, no es lo mismo hacer un cálculo
con una novel actriz que hacerlo con quien te garantiza más
espectadores y productores, no es Frances McDormand o Scarlett
Johansson, no hablamos de su físico, ni su aspecto, hablamos de su
cotización en la industria del cine, quienes conocen del tema
entienden los riesgos que corres convocando a una actriz desconocida
o una actriz famosa (cotizada).
Insistiré en decir que
no se le quita a Yalitza nada de lo que ella es o hace o decide, sin
ese valor para estudiar, para hacer varios castings, para recibir
desprecio y seguir insistiendo, ella no estaría viviendo y logrando
lo que le corresponde por derecho y esfuerzo propio, no se
equivoquen. Estamos hablando de algo más grande que la decisión de
un individuo individualizado en el mundo del espectáculo y la
industria cultural y del entretenimiento. Pero también del
chauvinismo que sale a gritar al Ángel de la independencia con un
triunfo del equipo de futbol, o el que se siente orgullosos de ser
mexicano cada 15 de septiembre, pero todos los días ve con desprecio
al indígena que se encuentra en las calles, de eso hablamos. Bien
por ustedes que salieron pronto a ¿responderme? ¿aclarame?
¿desconocerme? ¿acusarme? Hay uno que de plano quién sabe qué se
imagina y escribe con mortal vehemencia una serie de disparatadas
afirmaciones que nada que ver conmigo, pero bueno, los muros son
“libres”.
A ese chauvinismo es al
que se le habla en este post que tanta urgencia precisaron
escribirme, muchos que nunca dan ni un like, pareciera que les
hablaba. Ese “nuestros indígenas” que aplaude salir en las
portadas de moda, el espectáculo y la ·people· con fama, es
el mismo que se molesta cuando esa misma indígena se
revela a ser sólo chacha o sirvienta, a ser la “indita ladina”,
la “chamulita” en Chiapas, la “oaxaquita” en todo el país.
Cuenta la misma protagonista de Roma: “Un día fui a un casting
para demostradora en un supermercado. Esperé casi 4 hrs para ser
entrevistada. En cuánto me vio la que realizaba las entrevistas me
dijo:"Uyy no mijita, no das el tipo" ¿Porqué ? Pregunté
asombrada:"Necesitamos chicas bonitas. ¿Cómo te explicó? O
sea, blanquitas, altas, delgadas , de buen ver. Así cómo estás
sólo sirves de chacha, de empleada doméstica". Me sentí
humillada de tal ofensa y no por el trabajo al que me nominaba sino
por el tono en que me habló y las características físicas a las
que hacía mención y no dije nada porqué un nudo en mi garganta me
impidió hablar.”
La ironía de la vida es
que le dieron un papel de naná, sirvienta al final, pero con ese
mismo rol, con el combo Cuarón-Netflix, ella destaca y se convierte
en la “mexicana del momento”, pero la fama, dicen los que saben,
esa pasa y queda sólo lo que en verdad somos, a ese mexicano
promedio chauvinista de temporada le seguirá lo racista de todos los
días, lo clasista de todos los días, y a esa Yalitza lo indígena
nunca se le va a quitar y lo que logre después de Roma, será lo
mismo que ha logrado por merito propio desde antes de participar en
una película. A esos pueblos que muchos chauvinistas se afanan en
declarar que ella representa, les seguirán diciendo que sus
desiertos sagrados están buenos para la minería, que sus ríos
están buenos para la represa, que sus selvas están buenas para
plantaciones maderables, que sus tradiciones están buenas para los
turistas, que su aspecto está bueno para sirvientas o chachas en la
tele y el cine; y cuando las Yalitza que no quieren la fama, que no
quieren o no les interesa ser portada de Vanity Fair les de por pedir
que le respeten sus derechos, su territorio y sus costumbres, ese
chauvinista de temporada las acusará de cualquier cosa, menos de
representar dignamente a los pueblos indígenas de su país.
Si leyeron, el post
termina: “A Yalitza Aparicio muy pocos la respetarían si siguieran
siendo profesora en su lugar de origen o en otro lugar del país.
(...) Esperemos que el "éxito" de Yalitza pueda ser
aprovechado para avanzar en que se respeten los derechos, la cultura
y la vida de los pueblos, no sólo de quienes visten ropa de
diseñador y salen en películas "triunfadoras". Aplaudiré
siempre los logros de las personas y las colectividades, pero no me
pidan que acepte el chauvinismo porque eso es ser mexicano, no
pinches mamen. También hay que sentirse orgullosos de los indígenas
que somos, de los indígenas que no salen con trajes de diseñador
famoso, porque muchos si son diseños originales y hasta exclusivos;
sentirse orgullosos cuando un municipio mayoritariamente indígena
logra acordar elegir sus autoridades de acuerdo a sus formas propias
y no la de los partidos políticos como en Oxchuc, como en Cherán,
donde no tienen pasamontañas, ni se apellidan zapatistas; en el caso
de Oxchuc el Congreso estatal y el gobierno estatal no reconocen su
derecho constitucional para elegir sus autoridades, sólo se los
“concede” de forma extraordinaria por está única ocasión y no
es aplicable a otros municipios que de igual forma lo demandan y
están trabajando en ello.
La carrera como actriz de
Yalitza no define el futuro de los pueblos indígenas, como tampoco
si recibe o no un Oscar en febrero, pero ha servido mucho para
evidenciar el racismo, para colocar al mundo indígena en las
portadas, aunque no sea el mundo indígena que desean algunos, que
soñaron otros, es el que hay hoy, ese mundo indígena es Yalitzia,
es María Lorena, María
Juana, José Mario Ramírez, es Francisco Antonio León, Ricardo
Pablo Pedro, también María de Jesús Preciado, Magdalena García,
Irma Pineda, es Mardonio Carballo y muchos millones de anónimos más,
organizados en comunidades, en organizaciones políticas y no
organizados en nada.
Sin lugar a dudas
Yalitza, Roma, Cuarón, son parte de un momento único, éste, y que
aportan a un proceso, que como también se dijo en el post original:
“es una piecita más de otras cosas que se vienen transformando”.
Yalitza ya quedó en la historia del cine, ella es una de las 6
mujeres mexicanas que han logrado ser nominadas en los Oscares, y en
su nominación comparte carrera con puras mujeres consolidadas en el ámbito de la actuación, todas de habla inglesa, ninguna indígena, ninguna afrodescendiente.
Ya nomás para cerrar,
muchos de los actores y actrices que usó Mel Gibson para su película
Apolcalipto, a muchos tampoco les gustó por “ofender la cultura
maya”, bueno, muchos de esos actores con rasgos indígenas poco
trabajo han vuelto a encontrar en cine nacional, todos siguen
peleando contra los estereotipos y el racismo, les dan papeles o les
proponen papeles que van “con sus rasgos físicos” como
mencionaba en la anécdota arriba de Yalitza; es común también ver
en las producciones de entretenimiento a actores ya afamados
(consolidados en sus carreras actorales) en series o en películas
caracterizando narcos.
Vaya, que la cosa está chida cuando están en
el clímax, el problema es el día a día. No hay que dejar de
aplaudir el talento y lo destacado, porque son caminos que abren
otras puertas, pero no hay que hacer a un lado el contexto y sus
formas de producir las realidades, porque ese es el que hay que
trabajarnos para cambiar todos los días.
PD: Sobre el chauvinismo
que acuña frases como :”Nuestros indígenas” y el racismo que
acuña frases como: “se parece a la chacha de casa” yo nunca he
encontrado muchas diferencias.
PD2: Sí debe ser muy
triste que alguien se diga defensor de los derechos de los indígenas,
yo de entrada nunca lo he sido y menos diría semejante barbaridad.
PD3: Cuando se presentó
en territorio zapatista en noviembre del 2018, Alfonso y todo su
equipo hicieron la presentación en México en Oventic antes que
Netflix la lanzara, Yalitzia recibió un “Respeto” de manos de la
insurgente Erika, quien, dijeron los zapatistas, conoce eso de ser
sirvienta o trabajadora doméstica.
PD4: Ojalá y gane el Oscar, así una afrodescendiente y una indígena serían las mexicanas con nominación y premio
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